La cafetera de Beethoven

Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo. Bertrand Russell

martes, septiembre 26, 2006

Un cuento realmente precioso

Este cuento lo he tomado del blog "Sueños, mentiras y cosas que callar". Podéis encontrarlo en mi sección de links, os lo recomiendo. Sin embargo, si lo he copiado es por toda la gente vaguilla que por no andar cambiando de pg no leerían este cuento tan bonito. Creo que merece la pena, así que aquí lo tenéis....Disfrutadlo:
"Hace ya muchos años, estaban reunidas en algún lugar de la tierra todas y cada una de las virtudes que el hombre podía poseer; cuando el aburrimiento bostezó por tercera vez, la locura, propuso para pasar el tiempo jugar al escondite, pero nadie sabía lo que era eso. La primera en preguntar fue la curiosidad, la intriga levantó la ceja y la locura les explicó:

- Es un juego. Yo cuento hasta cien y vosotras os escondéis.

La verdad prefirió no esconderse, total, para que, si al final siempre la acaban encontrando.

La soberbia pensó que era un juego muy tonto aunque en el fondo lo que le molestaba era que la idea no había sido suya.

La cobardía prefirió no arriesgarse. La locura empezó a contar: 1,2, 3…

La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La subió al cielo. La envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había subido a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse porque cada lugar le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. El egoísmo en cambio encontró un lugar muy bueno: sentado, cómodo pero claro, solo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡¡mentira!!, en realidad se escondió detrás del arco iris. La pasión y el deseo se escondieron en el centro de los volcanes. La locura seguía contando, - 98,99…- y el amor no había encontrado aún un lugar, finalmente vio un rosal, enternecido decidió esconderse tras las rosas.

-100. –Terminó la locura y empezó a buscar.

La primera en aparecer fue la pereza, que estaba más o menos a unos dos pasos de allí. Después se escuchó a la discutiendo con Dios sobre teología. A la pasión y al deseo los encontró porque vibraban los volcanes; en un descuido, encontró a la envidia, y enseguida pudo deducir donde estaba el triunfo, - la envidia siempre, a la sombra del triunfo.

Al egoísmo no tuvo que ni buscarlo, pues salió solito de su escondite ya que era un nido de avispas. La duda estaba sentada sobre un muro, porque no había podido decidirse por ningún escondite.

Finalmente, los encontró a todos, pero el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó por todas partes, detrás de cada árbol, de los arroyos, en las cimas de las montañas y cando ya casi se daba por vencida vio un rosal y pensó que el amor podría estar allí. Con un palo comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, se escucho un doloroso grito. Las espinas habían herido los ojos del amor, la locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, pidió, rogó e imploró perdón y hasta prometió que sería su lazarillo, desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

martes, septiembre 19, 2006

Más vale un beso que mil palabras


¿Por qué nos empeñamos en buscar siempre “las palabras”? ¿Por qué les damos tanta importancia a simples palabras? A lo mejor abusamos de su uso. Pienso que la mayoría de las veces que las utilizamos son sustituíbles…,pero nos encantan.
Tantas veces buscando las palabras más ideales para transmitir un sentimiento…: un abrazo, una caricia, un beso. En muchos momentos un gesto expresa mucho más. Y sin embargo, nos empeñamos en buscar esas palabras.
Las palabras pueden hacer muchas grandes cosas: crean personajes que no existen, y que sin embargo dentro de 300 años seguirán estando ahí (mientras que a nosotros, personas reales, en 300 años no nos recordará nadie...a no ser que hagas algo muy grande); son capaces de transmitir información y enseñanzas a generaciones y generaciones; y muchas veces son el medio idóneo para nuestra comunicación…Pero ¿Por qué nos empeñamos en abusar de ellas?
Quizá muchas veces nos resulta más sencillo, y menos embarazoso. Nos soltamos más rápidamente. Pero las palabras las olvidamos rápidamente. Muchas veces vale más una pintura, o una obra musical. Si Chopin hubiera manifestado su amor mediante palabras ¿quién le recordaría? ¿Y a Leonardo? ¿A quién le habría llamado la atención una descripción de la Mona Lisa?
Las palabras son geniales, y en muchos momentos inigualables mediante ningún otro medio de expresión; pero ¿no vale, a veces, más un gesto que mil palabras?

viernes, septiembre 15, 2006

Enamorada de su sonrisa

"Sonríe aunque estés triste, nunca sabes quién puede enamorarse de tu sonrisa".
Yo estoy enamorada de su sonrisa, y por eso, basta que me mire con una en la cara para que me alegre el día.
Es gratis, y un mínimo detalle como ese puede convertirse en un regalo para cualquier persona de nuestro entorno.
La gente entra y sale de nuestras vidas muchas veces sin que nos demos cuenta: hay a quién conoces y siempre tendrás contigo, hay a quien tienes y piensas que siempre tendrás a tu lado, personas a las que conoces y aunque no lo sabes nunca volverás a ver, personas que están de paso y luego desaparecen sin que le demos más importancia, hay a quien perderás poco a poco sin poder hacer nada por evitarlo...
¿Qué nos cuesta hacer más agradable a los demás un instante, un rato, o un día? A cambio solo de algo tan sencillo como una sonrisa.
Muchas veces cuando te das cuenta de que alguien desapareció de tu vida te plantéas si no podrías haber cambiado algunas cosas, si podría haber sido todo diferente, si con unos pocos detalles podrías haberle dado un momento o pensamiento feliz. Entonces nos entristece que haya desaparecido sin presenciar nuestra sonrisa, un abrazo, o esas palabras que te guardaste.
Habrá quien no lo valore, pero a mí muchas veces me ha hecho sentir mejor, me ha creado un pensamiento feliz, o sencillamente me ha resultado agradable recibir una sonrisa...y por tanto, vale la pena. No nos cuesta tanto.
Y buena diferencia de recibir un saludo corriente, a recibir un saludo cargado con todo lo que lleva una sonrisa...Hasta te hace ver de distinto modo a la persona. Resulta tan agradable y cuesta tan poco.
Y aunque no venga mucho a cuento: Desde aquí, mis más sinceros deseos de buena suerte a Gema, vaya a donde vaya. Nunca va a leer esto, pero me gusta que queden registrados los pensamientos tristes que tuve hoy ante su marcha. Puede parecer extraño, pero lo cierto esque siempre estuvo ahí, y hasta que no se ha tenido que ir es como si nadie se hubiera dado cuenta del "aura" de su presencia.
Muchas veces no lo notamos, pero el simple hecho de tener a alguien dentro de tu vida durante tanto tiempo, aunque no tenga un papel importante para tí, hace que le cojamos cariño.

En fin, resumiendo: Hagamos con estos pequeños detalles únicos de cada uno, la vida más agradable a todo el que sepa valorarlos...y a nosotros mismos

jueves, septiembre 14, 2006

Un bonito cuento de Bernardo Atxaga


"Sí, me cubrí el rostro con esta tupida red el día en que se me quemaron las manos.
La gente sentía piedad por mí. Sentía piedad sobre todo, porque pensaba que también mi carea había resultado quemada; y yo estaba segura de que el secreto me hacía superior a todos ellos, de que así burlaba su morbosidad.
Saben que yo era una mujer hermosa y que doce hombres me enviaban flores cada día.
Uno de esos hombres se quemó la cara pensando que así ambos estaríamos en las mismas condiciones, en idéntica y dolorosa situación. Me escribió una carta diciéndome: ahora somos iguales, toma mi actitud como una prueba de amor.
Lloré amargamente durante muchas noches. Lloré por mi orgullo y por la humildad de mi amante; pensé que, en justa correspondencia, yo debía hacer lo mismo que él: quemarme la cara.
Si dejé de hacerlo no fue por el sufrimiento físico ni por ningún otro temor, sino porque comprendí que una relación amorosa que empezara con esa fuerza habría de tener, necesariamente, una continuación mucho más prosaica. Por otro lado, no podía permitir que él conociera mi secreto: hubiera sido demasiado cruel. Por eso he ido esta noche a su casa. También él se cubría con un velo.
Nos hemos amado en silencio; era feliz cuando le clavé este cuchillo en el corazón.Y ahora solo me queda llorar por mi mala suerte."

Bernardo Atxaga: Obabakoak (adaptación).

miércoles, septiembre 13, 2006

¿Qué es el amor? (G.A.Bécquer)

¿Qué es el amor? Llenos están los libros de definiciones sobre este punto. Las hay en griego y en árabe, en chino y en latín, en copto y en ruso...¿Qué sé yo? En todas las lenguas, muertas o vivas, sabias o ignorantes, que se conocen. Yo he leído algunas y me he hecho traducir otras. Después de conocerlas casi todas, he puesto la mano sobre mi corazón, he consultado mis sentimientos y no he podido menos de repetir con Hamlet: "¡Palabras, palabras, palabras...!"
¿Quiéres saber lo que es el amor? Recógete dentro de ti misma, y si es verdad que lo abrigas en tu alma, siéntelo y lo comprenderás, pero no me lo preguntes.

Gustavo Adolfo Bécquer: "Cartas literarias a una mujer"



jueves, septiembre 07, 2006

Buscando las palabras perfectas

Empiezo a escribir este post, sin ni siquiera ponerle un título. Escribo habiendo decidido poner el nombre al final (cuando ya sabré lo que he escrito). Escribo para dejarme llevar, sin tener una idea prefijada sobre la cual escribir. Escribo sin ponerle margen al tema, a la forma o a la duración. Escribo quizá buscando las palabras perfectas, las palabras que no existen y que hablen de todo de lo que quiero y no sé hablar. Escribo para escribir, solo para ser un poco más feliz, y quizá para terminar sabiendo algo más.
Me siento algo estancada, amargada. No tengo el ánimo ni las ganas de disfrutar que tenía hace un par de semanas. Todas las maravillosas espectativas de un millón de cosas que nunca haré se han esfumado. Este, mi último fin de semana de vacaciones, lo paso fuera. Y esto es lo más terrible que le puede suceder a una persona que hoy se siente como yo.
Buscaba la noche perfecta, mi última noche de libertad. No la he encontrado. Buscaba algo especial, hacer algo fantástico de lo de todos los días. A medida que iba pasando el tiempo he ido viendo como mi tiempo, mis vacaciones, mis amigos y mi noche se esfumaban. Y mi ánimo se ha ido arrugando cada vez más.
Mil cosas me rondan la cabeza, mil problemas sin solución, mil bobadas que no puedo olvidar, mil líos en los que me metí yo sola; y un montón de pensamientos y dudas no me dejan en paz.
Anoche no podía dormir. Tenía mil dudas y una más. Y me comí el coco mucho más de lo habitual (que no es poco). Sólo quería escribir, como me ocurre en estos momentos. No me dejé. Sabía que si empezaba iba a tardar mucho tiempo en terminar de explicar todo lo que necesitaba ver escrito en un papel para quedarme a gusto. Sabía que dormiría aún mucho menos si me dejaba llevar por el papel, la tinta y las palabras. Me obligué a quedarme tendida en la cama, reconcomiéndome. Decidí esperar que el sueño apartara a todos los inútiles pensamientos de una vez, y antes o después, lo acabé consiguiendo.
Sin embargo, hoy, la explosión de ideas, sentimientos, y otros muchos pensamientos extraños era demasiado potente como para volver a privarme de mi ideal para estos momentos. Y aquí estoy, como ya digo, creo que buscando un texto ideal, que consiga cambiarme y dejarme nueva, como hace un par de semanas.
Y volviendo a mi decepcionante noche......:Sin una explicación lógica, mi ánimo y yo entramos en un extraño estado, en el que las dudas me asaltan, y los pensamientos más inexplicables e indescriptibles me revolotean continuamente.
Cuando caminaba de vuelta a casa sentía como si hubiera cientos de ideas que me quedaran por decir, como si hubiera miles de historias que nos quedaran por hablar, como si dejaramos por hacer demasiadas cosas. Quizá yo esperara que un rato con mis amigos me dejará mi buena sensación habitual, y que como siempre, fueran capaces de animarme y sacarme de todas mis amarguras. Consciente de que no era así caminé hacia casa.
Y tras una conversación con un amigo lejano (y por el que un día sentí enorme tristeza al creerle perdido) todo cambió. Puede que no me sienta menos deprimida, pero quizá sí un poco más feliz sabiendo que tengo a un AMIGO así para estos momentos...Estos momentos que tantas veces hemos compartido con los papeles cambiados.
Y ahora solo solo me queda darte las gracias, Carlos, por todas las palabras. Palabras en las que quizá tú también buscaras la perfección, las palabras que para mí fueron perfectas.

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