Un cuento realmente precioso
Este cuento lo he tomado del blog "Sueños, mentiras y cosas que callar". Podéis encontrarlo en mi sección de links, os lo recomiendo. Sin embargo, si lo he copiado es por toda la gente vaguilla que por no andar cambiando de pg no leerían este cuento tan bonito. Creo que merece la pena, así que aquí lo tenéis....Disfrutadlo:
"Hace ya muchos años, estaban reunidas en algún lugar de la tierra todas y cada una de las virtudes que el hombre podía poseer; cuando el aburrimiento bostezó por tercera vez, la locura, propuso para pasar el tiempo jugar al escondite, pero nadie sabía lo que era eso. La primera en preguntar fue la curiosidad, la intriga levantó la ceja y la locura les explicó:
- Es un juego. Yo cuento hasta cien y vosotras os escondéis.
La verdad prefirió no esconderse, total, para que, si al final siempre la acaban encontrando.
La soberbia pensó que era un juego muy tonto aunque en el fondo lo que le molestaba era que la idea no había sido suya.
La cobardía prefirió no arriesgarse. La locura empezó a contar: 1,2, 3…
La primera en esconderse fue la pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino. La fé subió al cielo. La envidia se escondió tras la sombra del triunfo que con su propio esfuerzo había subido a la copa del árbol más alto. La generosidad casi no alcanzaba a esconderse porque cada lugar le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. El egoísmo en cambio encontró un lugar muy bueno: sentado, cómodo pero claro, solo para él. La mentira se escondió en el fondo de los océanos, ¡¡mentira!!, en realidad se escondió detrás del arco iris. La pasión y el deseo se escondieron en el centro de los volcanes. La locura seguía contando, - 98,99…- y el amor no había encontrado aún un lugar, finalmente vio un rosal, enternecido decidió esconderse tras las rosas.
-100. –Terminó la locura y empezó a buscar.
La primera en aparecer fue la pereza, que estaba más o menos a unos dos pasos de allí. Después se escuchó a la fé discutiendo con Dios sobre teología. A la pasión y al deseo los encontró porque vibraban los volcanes; en un descuido, encontró a la envidia, y enseguida pudo deducir donde estaba el triunfo, - la envidia siempre, a la sombra del triunfo.
Al egoísmo no tuvo que ni buscarlo, pues salió solito de su escondite ya que era un nido de avispas. La duda estaba sentada sobre un muro, porque no había podido decidirse por ningún escondite.
Finalmente, los encontró a todos, pero el amor no aparecía por ningún sitio. La locura buscó por todas partes, detrás de cada árbol, de los arroyos, en las cimas de las montañas y cando ya casi se daba por vencida vio un rosal y pensó que el amor podría estar allí. Con un palo comenzó a mover las ramas, cuando de pronto, se escucho un doloroso grito. Las espinas habían herido los ojos del amor, la locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, pidió, rogó e imploró perdón y hasta prometió que sería su lazarillo, desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.
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