La cafetera de Beethoven

Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo. Bertrand Russell

domingo, febrero 06, 2011

Fragmento de "El crimen del Padre Amaro"

"El crimen del Padre Amaro" describe, desde mi punto de vista, magistralmente las costumbres y la organización social de Portugal a finales del XIX.
Su publicación desató un escándolo en el Portugal de la época, ya que hace una crítica muy dura a la hipocresía de la sociedad y a los abusos del clero (al que en muchos fragmentos ridiculiza) ante la ignorancia de la población provinciana.
A mí me ha resultado una lectura muy enriquecedora. La recomiendo, en especial, como una gran descripción social.

Cito un fragmento en el que se hace explícita la crítica, en boca de un buen abad que reflexiona acerca de "las maneras de hacer" abusivas e interesadas de párrocos y cánonigos de su zona.


"El buen Ferrao, que había vivido tantos años en aquella parroquia de quinientas almas, todas las cuales, de madres a hijas, se acomodaban al molde de la devoción sencilla a Nuestro Señor, Nuestra Señora y San Vicente, patrono de la parroquia, con poca experiencia de la confesión, se encontraba de repente ante un alma complicada de devota de ciudad, de un beaterío bobo y atormentado; y al escuchar aquella lista extraordinaria de pecados mortales, murumuraba asombrado:

- Es extraño, es extraño...

Desde el principio se había dado cuenta de que estaba ante una de esas degeneraciones mórbidas del sentimiento religioso que la teología llama enfermedad de los escrúpulos y que afecta hoy a la generalidad de las almas católicas; pero después, ante ciertas revelaciones de la anciana, temió estar realmente en presencia de una maníaca peligrosa; e instintivamente, con el peculiar horror que los sacerdotes sienten hacia los locos, retrocedió en su silla.
(...)

El abad Ferrao permaneció callado por un momento; se sentía triste pensando que por todo el reino tantos centenares de sacerdotes guiaban así al rebaño, por propia voluntad, en aquellas tinieblas del alma, manteniendo el mundo de los fieles en un terror abyecto del cielo, representándoles a Dios y a sus santos como una corte que no es mejor ni menos corrompida que la de Calígula y sus libertos".

Eça de Queiroz (1875)
"El crimen del Padre Amaro"

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