La cafetera de Beethoven

Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo. Bertrand Russell

viernes, agosto 14, 2009

La peste del dinero

Con frecuencia averiguar los complejos de alguien es tan sencillo como escucharle presumir. Los complejos de inferioridad destellan como prostíbulos; y me llama poderosamente la atención las direcciones -para mi gusto tan absurdas- que toman muchas de estas presunciones.

Por ejemplo, me resulta espantoso como a la gente le gusta resaltar su posición económica, especialmente cuando esta está muy por encima de la que corresponde a su nivel cultural.
- Lo sé, lo sé, el mundo en el siglo XXI no funciona así de bien: ni la vida es tan justa, ni la cultura se valora lo suficiente como para que la situación económica de la población se construya -como según mi utopía culturoeconómica debiera estar- en función de los estudios, la preparación y la cultura de las personas.

Es por eso por lo que me resulta aún más tonta la postura de quien presume de su dinero:
Aún si este estuviera dispuesto de manera justa... Pero es que a cualquier zángano le puede tocar la lotería, cualquiera puede verse un día con una herencia por la que no ha tenido que mover ni un dedo. ¿Qué mérito tiene esto me pregunto yo?: -NINGUNO, le pese a quien le pese.
Ni aún cuando un dinero ha sido ganado de la manera más honrada o a través de un montón de esfuerzo tiene, en mi opinión, sentido jactarse de nada. Porque por muy merecido que lo tengas, siempre habrá alguien más preparado (o con más cultura) a quien no le sonrió tanto -o nada- la fortuna.
Luego, a mi modo de ver, cualquier persona que pueda disfrutar de una buena situación económica debe ser agradecido y sentirse afortunado en mayor o menor medida. Cuanto más, todo este saco de personas que el país arrastra chupando del frasco: gente sin estudios o con estudios a medias que gana cantidades más o menos desorbitadas con puestos a los que han llegado por enchufes "de sangre" o simplemente lamiendo culos.

Esta gente, digo yo, debería más estarse frotando las manos y menos dándose aires de superioridad por tener un dinero que, se mire por donde se mire, no merecen.
Por desgracia, el dinero da mucho más poder del que debería. Pero eso es otra historia :)

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