Una persona muy inteligente y a la que admiro mucho me dijo una vez algo que yo nunca he olvidado: las cosas siempre suceden por algo. A veces, un consuelo, otras, una rayada.
Ahora creo que es cierto. No sé si existe el destino, pero algo me dice que el futuro que nosotros mismos nos marcamos o el que nos venga impuesto no es puro azar. De todo se puede sacar algo bueno, y no creo que haya una sola opción válida única para cada momento. Se trata de combinar posibilidades y vivir, y equivocarse o acertar, pero siempre pudiendo extraer algo del pasado.
Esta mañana ha sido genial la conversación con Sara. Como un jueves cualquiera hace un par de años... Es triste recordar las cosas buenas que pasaron y han cambiado, aunque ahora no sean peores, sino simplemente diferentes. Es increíble cómo ha cambiado todo desde el primer café del 2006 hasta la comida de mañana diciembre 2008. Quién nos lo iba a decir entonces...
Y sin embargo nos empeñamos en planificar el futuro e ilusionarnos con una de las infinitas hipotéticas posibilidades felices. Nuestras vidas escapan mucho a nuestro control. El azar y el tiempo nos matan un poco a todos. A veces incluso el final es mejor que todo lo que pudimos imaginar.
Mañana volverá a ser un poco ayer, y eso me ilusiona. Os echo de menos más de lo que imagináis...