Una historia pasada basada en un hecho real

Por mucho tiempo que pase sin embargo no podré olvidar lo maravillosos que fueron aquellos diez días: cine, montañas, enormes y apasionantes conversaciones, paseos por la noche, y veladas a la luz de la pantalla del ordenador. Debimos darnos más prisa. Aprovechar aún más el tiempo. Es lo que se piensa siempre que algo bueno acaba. Pero ahora sé que no es así: si fuimos felices así, porqué desear el que hubiera sido diferente. Definitivamente fueron diez grandes días. Recuerdo las miradas, las sonrisas, las caricias, y todos los besos. Los dos estábamos muertos, pero ni el tiempo ni la distancia borraran los recuerdos tan bonitos de aquellos días. Me acuerdo también de los silencios que compartimos, de las canciones, de nuestras canciones, de tus historias sobre el "Final", de tus ojos, de todas babosadas y cursilerias que nos dijimos (y de las que ahora nos avergonzaríamos)... Me acuerdo de todo, pero sobre todo de lo enamorada que estaba. Igual que tú. Y me encanta verlo y saborearlo desde fuera ahora que hace aproximadamente un año y dos meses de nuestro último día, y un año que te olvidé. Si no la conoces puede ser una historia triste, y quizá en realidad si que lo sea. Pero ahora sé que por mucho que me doliera hicimos lo correcto. Y no dejo de tener presente todas las lágrimas, las cartas que nunca leerías, y las páginas blancas que llené. Ahora no lo guardo como un recuerdo triste: fue muy especial para mí todo aquello, y sin duda valió la pena. Aún sin haber tenido nuestra despedida...Había demasiada gente: el tacto de tu mano, el último beso, y la mirada vidriosa del último momento.